“Hay muchas películas sobre la chispa y esta es sobre la pólvora”
Todd Philiphs, director de Joker.
Acabo de ver dos películas sobre el nacimiento del monstruo, la chispa que prende la pólvora, la indignación colectiva de los parias. Joker (sí, cierto, un poco tarde, pero es que no me atrevía), y Los Miserables. Mientras Arthur Fleck (Joker) busca sonrisas en los niños de los autobuses y de los hospitales, Issa -el niño del suburbio frances de Montfermeil- juega con cachorros de León.
Arthur, sufre el síndrome pseudobulbar que le provoca ataques de risa incontrolables, un anti-antihéroe que se mete en la nevera para congelar su insomio, que baila para expresar la felicidad que es incapaz de expresar con palabras, una víctima que recuerda bastante a TaxiDriver. (también por lo tierno y lo guapo claro).

Issa, el niño del suburbio frances de Montfermeil, juega con cachorros de León. El silencio es el arma de Issa, el fuego su lenguaje, y los niños su ejercito.

La persona que estaba sentada a mi lado, con la compasión de los que se dedican a cuidar a los demás, apenas si pudo soportarlo. Pero yo, que me debo estar haciendo algo monstruosa, disfruté de cada palabra y de cada plano. Y de lo que me parece un worldbuilding de primera (no sé si esto ya empieza a ser deformación profesional), que con solo mencionar la palabras “basura y ratas”, y con poner unas cuantas pintadas en las paredes del metro, ya te mete en Gotham, y vaya planazos de Nueva York por cierto.
¿Es Joker peligrosa? Sí puede, aquí puede leerse como responden a las criticas Joaquin Phoenix y Todd Philips. No es tema fácil. La masacre que ocurrió en el teatro Aurora en 2012, y la abundancia de mascaras que hemos visto (y veremos) en los disturbios de Hong Kong y Barcelona a mí también me da miedo. Pero suscribo la declaración de la Warner Bross, mientras recuerdo las historias de otros ángeles caídos, llámense Lord Valdermort, Taxi Driver o Norman Bates.
“One of the functions of storytelling is to provoke difficult conversations around complex issues”